Usted siga durmiendo

“La presión de la ciudad, la rapidez de los cambios, el estrés y la aceleración de las costumbres hacen que en cinco años una pareja moderna viva cincuenta de los de una pareja de otra época. Al haber vivido cincuenta años en cinco ya no soportan vivir juntos” dice Paul Virilio en una entrevista de hace ya más de diez años; las parejas entonces se rompían en número alarmante; hoy, todos conocemos varios casos directos de parejas disueltas, algunas de ellas con varios años de relación. Como dice Virilio el estrés y la rapidez de nuestras vidas hacen que en nuestro cuerpo se agolpen una acumulación insoportable de tiempo en un tiempo real corto, y esto estalle de alguna manera: lo más usual es que la pareja se disuelva. Ya no se dice “salgo con”, sino “estoy con”; mañana diremos: “hoy estoy con”.

Y es que la multimedia cambia de raíz las relaciones sociales: se habla (o se escribe) por el móvil, y ya no se ven los gestos y las actitudes de la persona con la que dialoga, así se pierde lo maravilloso de la conversación; ahora los planes de familia consisten en ver juntos una serie de romances baratos de televisión entre semana (esto le interesa especialmente a aquel cuya vida sentimental es pobre, con estas series rellena un hueco de su, en realidad, triste vida). Internet hace que estemos en una sala de ordenadores más cerca del que está a miles de kilómetros del que está a nuestro lado y que ni miramos; y así se puede enumerar un largo etcétera. De ahí, de esa vaciedad progresiva de nuestras vidas, se explica sencillamente el caos sentimental-amoroso de nuestros días. ¿Soluciones? Rellenar huecos: o con la televisión, Internet, videojuegos, cibersexo… en una fiesta eterna, en un presente continuo donde las drogas y el alcohol hacen su aparición y con ellos los embarazos de niños inocentes asesinados luego caprichosamente. Pero usted siga durmiendo.

 

 Sigamos por algo que tiene una importancia básica para el desarrollo de un país como España, y que precisamente por ser importante se nos ha ocultado: se trata de la radical reforma de estudios, en primer lugar en la secundaria: los chavales cada vez estudian menos, porque menos se les exige; otros dicen, cómo no, que la culpa es del régimen franquista: sin embargo compárese el nivel de un estudiante del 70 o del 80 con uno de ahora…;  Pero también tenemos la radical revolución de los estudios universitarios que se esconde bajo las siglas EEES o Plan de Bolonia, que se está terminando de perfilar actualmente; resumiendo, de lo que se trata es de que, como en España abunda una sobre-cualificación de los universitarios (muchos ingenieros terminan trabajando en una oficina con un programa informático que aprenden a manejar en un cursillo al ser contratados por la empresa, por ejemplo), y además, como la universidad hasta ahora la financiaba el Estado en gran medida, se ha encontrado la solución en: ¡la privatización de la universidad!: se formarán trabajadores lo más flexibles posible para poder cambiar lo más rápido posible de empleo (precario) según las necesidades de una sociedad de mercado-consumo total en crecimiento imparable. Se pierden los contenidos específicos de las carreras más teóricas (Filosofía, Física, Historia, las filologías…), es decir, los espacios universitarios principales orientados a la formación cultural y personal, carreras las cuales, por su reflexión crítica, se vuelven más importantes si cabe ante los grandes conflictos sociales que ocurren en nuestros días. Por eso mismo, porque hacen pensar, y porque además no son productivas directamente en la economía de consumo imparable, las humanidades están condenadas a la extinción; aunque si no hubiera sido este EEES, otra dinámica social las habría hecho desaparecer, por la estructura misma donde se dibujan los parámetros de nuestra sociedad: cada vez interesa menos lo espiritual y cada vez más sólo lo material, así que con el tiempo hubieran desaparecido igualmente.

Además, se nos ha vendido como una reforma de las formas tradicionales (maestro-alumno) de enseñanza; en cambio se propone una enseñanza entre colegas donde al alumno se le deje intuir los contenidos teóricos que flotan en el aire, para que los capte, eso sí, sin ninguna presión; majaderías de este tipo se han empezado a ensayar en la enseñanza secundaria, y ahí están los resultados. Paupérrimos, sencillamente. Y sí, este método es el que se quiere aplicar a la docencia universitaria. Pero usted siga durmiendo. Es lo que quieren. Después viene la privatización de la sanidad: el modelo es EEUU, es decir, el capitalismo a ultranza, la culminación natural del liberalismo. Será un duro golpe económico para una familia media el que, por ejemplo, a uno le tengan que atender los servicios sanitarios cuando se rompa una pierna.

 

 En España, bien mirado, podíamos vivir mejor: imaginemos que hubiera parejas, y que además quisieran formar una familia (que no planeasen matar a sus hijos antes de nacer, amparados por una ley que lo permite con perversas frases como “por peligros psicológicos para la madre…”; genocidio que otros llaman “interrupción voluntaria del embarazo”; ¿qué pasaría si uno dijese que el genocidio nazi (en caso de que haya sido como nos lo han contado) fue una “interrupción voluntaria que ejerce el gobierno alemán para con la vida del pueblo judío”?), y que además nuestras familias pudieran comprarse una casa donde poder vivir. Una España con una justicia fuerte, que no tuviese que esperar al escándalo del asesinato de la niña MariLuz (otro caso de locura sexual inducido por la “sociedad del sexo” en que vivimos) para que se tome a la justicia en serio, y se empiecen a investigar corrupciones como las de Coslada (y las Cosladas que aún no sabemos), ¡cómo es posible que los ciudadanos no hayan sido capaces de hacer nada, y lo que es peor, que para ellos sea algo natural y cotidiano! Una España donde el terrorismo asesino se persiga hasta la última madriguera o maloliente taberna donde se escondan esos malnacidos. Y luego tenemos una ministra de Defensa que se avergüenza de decir ¡Viva España!

Imaginemos un gobierno que no diese cobertura política a toda la masa izquierdista, la “izquierda indefinida”, donde se albergan separatistas, comunistas, ongs, socialdemócratas y demás resentidos: tenemos una España que camina hacia el federalismo; se pretende un federalismo de regiones que se pierdan en Europa, de manera tal, que Cataluña se anexionaría con Francia y Vascongadas con Inglaterra (y el que esto no lo sepa es por ignorancia: estos son los planes del Psoe);

 

No es que la gente de izquierda haya tenido siempre mal corazón y hayan sido siempre unos resentidos, no crean ustedes; hubo un tiempo en que las promesas del socialismo eran entendibles (y a veces defendibles) por cualquiera que tuviera buen corazón; pero fallan en los métodos: ha sido la mayor fábrica de muertos.

Pero hoy en España, además de todo lo anterior, tiene a la vista la izquierda una propaganda laicista, y por tanto violenta, orientada a agredir directamente a la Iglesia Católica (luego la vicepresidenta del gobierno se escandaliza de fotografiarse con polígamos). No sólo hacen asignaturas escolares de adoctrinamiento (aunque bueno, sabiendo el nivel de los estudiantes no es muy peligroso; tampoco digo que el contenido sea de entrada malo, habría que verlo: lo que sí digo es que no se ha consultado a ninguna otra formación política, y que la ha elaborado el partido del gobierno actual únicamente, y eso adoctrinamiento. Eso es totalitarismo); y en el principio de esta legislatura ya anuncian violencia hacia el catolicismo: forma parte de su programa político, ya desde los tiempos que quemaban iglesias allá por los años treinta.

De todas maneras, yo conozco a personas que defienden el PSOE, y sin embargo no son malas personas, lo que pasa es que el PP, me dicen, es aún peor. Y ahí se quedan, ese es su mayor argumento para sentirse integrados en el psoe. Y seguramente tengan parte de razón.

 

 Esta es otra de las consecuencias de la polarización de la política española: vuelve a empezar a vislumbrarse la imagen de las dos Españas. Y tal vez ahí resida alguna esperanza, porque además de la gente buena de la izquierda, una de las dos españas se engloba mayoritariamente bajo las siglas PP, pero mañana quién sabe.

5 Responses

  1. Suscribo el comienzo, que me parece brillante. Esa aceleración se ve también en el hecho de que un niño de hoy, de no más de siete años, ya ha contemplado infinitamente más crímenes que un anciano de hace tan sólo cuatro o cinco décadas. Paradójicamente, como también apunta el artículo, tal densidad de “experiencias” nada tiene que ver con la rica sabiduría de la Experiencia.

    Sin embargo, en mi modesta opinión el resto es un error casi en bloque, aun sin negar que respecto a los principios de la educación vigente hay una crítica acertada. No soy de izquierdas (soy cristiano bíblico y punto), pero es injusto ignorar que el materialismo es ante todo producto del núcleo duro (político-empresarial) del capitalismo, objetivamente de derechas. Su énfasis en la competitividad y en el consumo está en la base de las dolencias de esta sociedad enferma.

    En cuanto a la acusación al gobierno de adoctrinar, sigue los caminos trillados de la Derechosa, pero carece de fundamento. (La mejor reflexión, a mi juicio, sobre el asunto de la EpC puede verse en: http://javzan.freehostia.com/asuntos/tropasasalto.htm ).

    Un cordial saludo.

    P.S.: Me gustaría pensar que se encauzará para bien la crisis universitaria que venís padeciendo.

  2. Tengo que aclararte varias cosas:
    En el texto no digo que los buenos sean los de derechas y los malos los de izquierda. Más bien pasa en muchos casos lo contrario: la izquierda ha surgido como un movimiento político con voluntad de acabar con injusticias que la burguesía ha traído con el capitalismo y las nuevas formas de explotación socio-económica. Era gente de buena voluntad y de buen corazón. Lo que sí digo es que rodando la historia, la izquierda no ha sabido dar con un método (quizá porque no exista) para hacer realidad sus sueños, porque su idea de sociedad y de comunidad fracasa (y se ha convertido en la mayor fábrica de muertos), y fracasa precisamente porque, a mi juicio, desprende de su ideario todo vínculo social en el cual los ciudadanos se sientan parte de un proyecto común: en especial, la Familia, el Sindicato (bien entendido) y el Municipio, que son las únicas estructuras sociales proporcionadas al cuerpo humano: en efecto, dentro de estas estructuras todos se conocen, tienen un compromiso social y, sobre todo, viven en comunidad. A través de estas estructuras se puede articular una verdadera democracia: ya no sería un voto cada cuatro años, que es la democracia-ficción, sino que yo, a través de mi Sindicato, me organizo con mis compañeros de una manera tal, que podamos articular nuestras necesidades para exigir unos derechos; tendremos un representante en mi Sindicato que a su vez nos represente en las instacias políticas oportunas; y así se va formando una red que conforme la política diaria.

    EpC ha sido elaboarda unilateralmente, de ahí su carácter adoctrinario. Los contenidos, naturalmente son discutibles, pero éste es otro tema.

    En cuanto a la crisis universitaria, no es un problema únicamente de universitarios, todo hombre de buena voluntad se debería implicar.

    Un abrazo.

  3. Ya vi que no hacías esa distinción tan maniquea “buenos”-“malos”. Estoy de acuerdo con la degeneración del grueso de la izquierda (que, además, en el mejor de los casos me parece utópica, en el sentido de quimérica).

    Lo que pasa es que el proyecto corporativista (tú me entiendes…) por el que abogas también ha fracasado históricamente. Desde luego, no ha hecho al ser humano feliz, ni mucho menos más libre. Y es también ilusorio pensar que pudiera ser de otra manera, dada la condición antropológica (a la vez necesitada del ámbito social y “negada” para la convivencia). La comunidad no redime: sólo Cristo salva.

    [Corrígeme si no hablas de un sindicalismo de tipo vertical… aunque te advierto que eso no cambiará lo que acabo de decir; sólo, parcialmente, lo del “corporativismo”.]

    Que algo sea elaborado “unilateralmente” no implica que tenga que tener carácter doctrinario. Por lo demás, sigue los esquemas estrictamente constitucionales (me temo que son sus adversarios quienes no los siguen, y me refiero a la Derechosa, de inspiración romanista) y sus contenidos son básicamente idénticos que los del resto de países de la UE. NADIE podrá poner un solo ejemplo de que la EpC, en su programa legal, adoctrine en otra cosa que no sea valores constitucionales.

    [ No recuerdo si te lo dije ya, pero el mejor artículo sobre el tema de la EpC es, en mi modesta opinión, el que puedes encontrar aquí: http://javzan.freehostia.com/asuntos/tropasasalto.htm ]

  4. Eso de que lo que llamas corporativismo ha fracasado históricamente es muy discutible… si lo dices porque la gente no ha sido “feliz” se arma entonces un lío aún mayor.

    Mira, la persona es social en todos los ámbitos de su ser. Primero entabla relaciones sociales con su familia, las más íntimas, de ahí que sean las más importantes. También ha de entablar relaciones comunitarias con sus vecinos; así se pueden organizar coherentemente para hacer una política que se ajuste lo más posible a sus necesidades cotidianas. Son relaciones proporcionadas al cuerpo, en el sentido de que todos se conocen, y no tienen el carácter ficticio de las grandes ciudades. De ahí la importancia de la comunidad. También es fundamental el gremio (o sindicato), pues el hombre arraiga en el cosmos gracias al trabajo; ha de ser defendido por una entidad que tenga una estructura parecida a la del municipio: de esa manera se evitan los ataques injustos del patrón (o del político especulador de turno); así éstos van dando la medida de la política, por lo que gozan de un amplio margen de autogobierno, inatacable desde fuera.

    EpC se ha elaborado unilateralmente, y para estas cosas no es aceptable este método: se trata de la educación de los niños; ya están bastante influenciados por comunidades autónomas que hablan de ETA como de un grupo de “liberación nacional”. Inaceptable.

    Modestamente te recomiendo que te intentes acercar a la Iglesia desde dentro; es decir, que conozcas textos directos, y no fuentes indirectas empeñadas en desgastarla; ¿por qué sólo hay ataques hacia la ICR y no hacia otras comunidades religiosas? No es fácil comprender la grandeza de nuestra Santa Madre, pero su milagrosa pervivencia milenaria nos dice que su fuerza es potentísima, divina. Claro que ha habido sacerdotes pecadores, pero esto forma parte del libre albedrío, no lo olvides. Además, supongo que estarás informado del creciente goteo de conversiones al catolicismo, de ingleses, por ejemplo, pero también de otros muchos europeos.

  5. Por cierto, ya que recomiendas un texto sobre EpC, yo te recomiendo otro:

    El laicismo que viene (Cómo cambiar el agua de la pecera sin que se enteren los peces):

    Vaya por delante que, la reciente Instrucción de la Conferencia Episcopal “Orientaciones morales ante la situación actual de España”, no ha pretendido hacer un juicio moral sobre el marco constitucional español. Dejando a un lado las deficiencias y las carencias que la Constitución Española pueda tener, el documento episcopal parte de la aceptación de la Constitución de 1978, como el marco que los españoles eligieron democráticamente. Hablando de la transición española, el documento afirma: “Perdón, reconciliación, paz y convivencia, fueron los grandes valores morales que la Iglesia proclamó y que la mayoría de los católicos y de los españoles en general vivieron intensamente en aquellos momentos. Sobre el trasfondo espiritual de la reconciliación fue posible la Constitución de 1978, basada en el consenso de todas las fuerzas políticas, que ha propiciado treinta años de estabilidad y prosperidad…”. Pero, sería ingenuo pensar que todo haya sido color de rosa. Ha habido y, sigue habiendo, dramas terribles, como es el hecho de que el texto constitucional no haya sido capaz de garantizar en la práctica, el derecho a la vida de los más de 80.000 españoles que anualmente son asesinados en el seno de sus madres. La Constitución tiene muchas deficiencias desde el punto de la moral católica, lo cual no obsta para que los católicos acatemos el orden legal y colaboremos en la construcción de una sociedad más justa bajo este marco constitucional.

    Pero, en nuestros días, estamos asistiendo a un proceso muy grave de manipulación de la letra y del espíritu del texto constitucional. Se nos quiere confundir diciendo una y mil veces que la Constitución Española es laica. A base de repetir esta falsedad, por activa y pasiva, terminan por engañar a una parte importante de la población. Lo cierto es que la Constitución Española es aconfesional, que no es lo mismo, ni tan siquiera parecido.

    La Constitución francesa, por ejemplo, sí es laica. Y como consecuencia de ello, la religión no tiene cabida en las escuelas, las manifestaciones religiosas son censuradas en gran medida en el ámbito público, etc. No es nuestro caso. Nuestra Constitución es aconfesional, lo cual quiere decir que el Estado Español valora positivamente la presencia del hecho religioso en el ámbito público, sin que tenga por ello que hacer suya una confesión religiosa determinada. Añadamos a lo anterior, que nuestro texto constitucional vigente hace mención expresa de la fe católica, como aquella que ha forjado la historia e identidad cultural de este pueblo.

    No podemos permitir que nos den gato por liebre. Los que pretendan introducir en España una legislación laicista, que sepan que tendrán que modificar para ello la Carta Magna. De lo contrario, estarán pretendiendo cambiar el agua de nuestra pecera, sin pedirnos permiso.

    ¡Cómo les gustaría a algunos suprimir del texto constitucional el artículo referente a que, son los padres los que tienen el derecho a educar a sus hijos conforme a sus principios! Por desgracia, todo hace presagiar que la asignatura de la “Educación para la Ciudadanía” va a provocar el enfrentamiento entre quienes pretenden hacer de la laicidad una especie de “religión estatal” y quienes entendemos que el Estado no es quién para transmitir contenidos morales contrarios al sentimiento religioso de los padres. El Estado no es el educador de nuestros hijos, sino que debe limitarse a colaborar subsidiariamente con los padres en la educación moral de sus hijos. Son dos concepciones diametralmente opuestas. Cuando los laicistas afirman que la asignatura de “Educación para la Ciudadanía” se dispone a “formar las conciencias en un mínimo común ético”, tenemos sobradas razones para echarnos a temblar, porque está más que demostrado que es imposible consensuar ese “mínimo común ético” con quien ha hecho una bandera, del rechazo de las raíces cristianas de la cultura española.

    Y para muestra, un botón, como dice el refrán. El manifiesto publicado en Málaga por la dirección del partido en el Gobierno de la Nación, en vísperas del día 6 de diciembre, no deja lugar a muchas dudas. Copiamos uno de sus párrafos: “Los fundamentalismos monoteístas o religiosos siembran fronteras entre los ciudadanos. La laicidad es el espacio de Integración. Sin laicidad no habría nuevos derechos de ciudadanía, serían delitos civiles algunas libertades como la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y dejarían de ser delitos el maltrato a la mujer, la ablación o la discriminación por razón de sexo. Sin laicidad sería difícil evitar la proliferación de conductas nada acordes con la formación de conciencias libres y críticas y con el cultivo de las virtudes cívicas.”

    Después de escuchar una descripción tan agresiva hacia “los monoteísmos que siembran fronteras”, y tan benévola hacia el laicismo que “crea espacios de integración”, sólo nos queda decir que la objeción de conciencia es el último recurso de quien se ve avasallado en sus principios.

    Este manifiesto laicista hecho público el día 4 de diciembre, bajo el nombre de “Constitución, laicidad y Educación para la Ciudadanía”, entre otras cosas, es incompatible con el discurso de la llamada Alianza de Civilizaciones. Como acertadamente puntualizaba el presidente de E-cristians, lo que no es de recibo es que el Presidente del Gobierno Español elogie “el hecho religioso” durante el discurso que pronunció hace más de tres semanas en Turquía, y ahora suscriba este manifiesto antirreligioso en España. “No puede ser que el Islam sea positivo en Turquía y el Catolicismo no lo sea en España”.

    Los católicos creemos que el relativismo no puede ser el fundamento de la democracia, como pretende serlo, de hecho, el laicismo. Si no hay una verdad última que guíe la actividad política, entonces las ideas y las convicciones son fácilmente manipuladas por razones de poder. Como la historia ha demostrado sobradamente, una democracia sustentada en el agnosticismo y en el relativismo, deriva muy fácilmente en un totalitarismo abierto o encubierto.

    Mons. José Ignacio Munilla Aguirre
    Obispo de Palencia. Diciembre 2006

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